28 julio 2025

Compré un Macbook Pro de 2011 en mal estado por 50€ para arreglar el mío


 
 
     Poseo un MacBook Pro 8,1 (Early 2011) que tenía un molesto problema con el teclado. Para contextualizar, hace un par de años, uno de mis gatos se posó sobre él con la pantalla subida y, como juego, intentó retirar algunas teclas, posiblemente para afilarse las uñas. Como consecuencia, la tecla “Control” del lado izquierdo se desprendió y nunca más he podido volver a colocarla. Asimismo, las teclas “i”, “k”, “o”, “l”, la coma y el punto comenzaron a fallar con frecuencia.
 
 Los Macbook Pro de tipo Unibody son ideales para revivir viejos juegos clásicos.

      En lo que concierne a la tecla “control”, compré una nueva bisagra de plástico en AliExpress, dado que la anterior se había doblado y por eso la tecla no encajaba correctamente. No obstante, la instalación de la nueva bisagra resultó ser más complicada de lo que pensaba, puesto que no encajaba de forma fácil y se me rompió, por lo que finalmente desistí y me vi obligado a prescindir del uso de dicha tecla. En cuanto a las teclas que presentaban fallos, procedí a desmontarlas con cuidado, limpiar los contactos y volver a ensamblarlas. Sin embargo, esta acción no sirvió de nada, ya que las teclas continuaron fallando. No sé qué hicieron exactamente mis gatos, pero ese teclado estaba condenado.

 

Gatos y portátiles son una combinación peligrosa.
 

Si se te rompe una bisagra de una tecla de Macbook, luego es un incordio sustituirla.
 

    Como solución temporal utilicé un teclado externo, lo cual resultaba bastante incómodo, ya que perdía su esencia como dispositivo portátil. Y es que resultaba molesto tener que transportar un teclado adicional para poder utilizar un simple laptop. Para mayor inri, mis gatos mordieron parte del cable del adaptador de corriente, dejándolo inutilizable y obligándome a adquirir uno nuevo. Y, a pesar de mis intentos por reparar el cable, el cargador dejó de funcionar. La broma de adquirir del nuevo cargador tuvo un coste aproximado de 50€. Desconozco la razón, pero debo admitir que un par de años antes me ocurrió algo similar con el adaptador de mi Mega Drive. Parece que ciertos plásticos utilizados en cables resultan irresistibles para los gatos.

    Es importante mencionar que se trata de un portátil con cierto valor sentimental, al que realicé una mejora completa a lo largo de su vida (le instalé un disco SSD de un terabyte y lo amplié a 16 GB de RAM DDR3 a 1333 MHz). Además, en 2019, antes de que se me estropearan las teclas, el portátil empezó a dar problemas a nivel de hardware y tuve que enviarlo a un servicio técnico externo, ya que Apple ya no reparaba ese modelo de portátil (literalmente, a pesar de ser un modelo de menos de una década, el soporte técnico de Apple se negó a repararlo). El problema consistía en que, debido a un componente que producía en placa un leak de energía que hubo que cambiar, el portátil dejaba de cargar y no arrancaba, incluso sin batería. Cabe destacar que, en los modelos Macbook Pro Unibody, es habitual que el ordenador pueda arrancar si se conecta directamente a la corriente, sin necesidad de batería. Digamos que si al retirar la batería de tu antiguo MacBook éste no arranca estando conectado a la corriente es probable que exista una avería en su placa base.

 

Navegadores como Firefox Dinasty permiten darle una segunda vida a este tipo de Macbooks.
 

    Tras catorce años usando este portátil y teniendo en cuenta sus reparaciones y ampliaciones hasta su límite, me resultaba triste considerarlo un objeto inservible por culpa de un teclado “roto”. Comencé a buscar alternativas para repararlo y lo primero que consideré fue conseguir algún teclado de repuesto. Y de hecho, me sorprendió el elevado precio de los teclados de reemplazo que encontré, con vendedores que llegaban a solicitar hasta 170€ por uno para Unibody. Visto el percal, me puse a mirar si existía alguna alternativa más económica y descubrí un mercado considerable: el de los MacBooks en mal estado o destinados para el desguace. 

 
Los teclados de Unibody resultaron ser más caros de lo que pensaba.


Literalmente, por el presupuesto de un teclado de repuesto te puedes comprar un Macbook Pro Unibody completo.


     Conseguí encontrar con tremenda facilidad subastas de MacBooks en mal estado en eBay, no obstante, no logré ganar ninguna de las pujas. Literalmente las perdía todas en los últimos segundos. Sin embargo, un anuncio en Vinted captó mi atención: un portátil similar al mío, con un posible problema de batería o placa base, cuyo vendedor indicaba que para encenderlo era necesario conectar el cargador mientras que simultáneamente pulsas el botón de encendido. Además, la fotografía mostraba claramente que la batería no se cargaba a pesar de estar el equipo conectado a la corriente.

 




    A pesar de que este anuncio presentaba ciertas red flags que podrían hacer huir a cualquier consumidor, decidí añadirlo a mis favoritos. Y es que, a falta de encontrar algo mejor, por un precio de 64€, obtendría un teclado de repuesto, un cargador original adicional (uno de repuesto por si mis gatos deciden continuar con su hábito de morder cables) y todo un portátil con piezas que me resultarán útiles para el futuro (como una pantalla de repuesto en caso de que la actual falle o se rompan sus bisagras). Si bien mi intención inicial era buscar algo más económico, el vendedor me hizo enseguida una contraoferta inesperada que no pude rechazar: 45€ por su portátil (47,95€ incluyendo los gastos de envío). A ver, sólo el cargador de repuesto oficial me costó en su día 50€, por lo que su oferta me pareció todo un win-win.

 
    ¿Parece una posible estafa? Afirmativo. ¿Su precio es sospechosamente bajo si su portátil funciona? Pues sí. Sin embargo, no me preocupaba si al final me llegaba un portátil que no funcionara. Lo que necesitaba era un teclado de repuesto económico y el resto son componentes me vendrían de perlas para el día de mañana.
 
    Así que procedí a hacer la compra y nueve días después recibí el portátil en mi domicilio. Lo primero que me llamó la atención fue el excelente estado tanto del chasis, de aluminio, como de la pantalla. Existía una pequeña abolladura en el chasis, pero en general presentaba un aspecto superior al de mi equipo. Además, el vendedor me obsequió con una funda protectora para el portátil. Vamos, que se nota que el señor lo cuidó muy bien todo este tiempo (o eso pensaba hasta ver cómo estaba la tapa de abajo). Sin embargo, al intentar encenderlo, incluso siguiendo la breve guía proporcionada por el vendedor (esa de mantener pulsado el botón y enchufar el cargador), el dispositivo no arrancaba. Lo intenté varias veces y de varas formas, pero sencillamente no había forma de encender el portátil.
 
    El led blanco del frontal parpadeaba a cada vez, pero por la pantalla no se veía nada, lo cual podría suponer un problema de hardware o directamente de placa. De normal, cuando un Mac no tiene un disco duro o éste falla, se ve una pantalla gris con un interrogante... Pero aquí no, era todo oscuridad, simplemente se veía parpadear el led blanco. Lo abrí, verifiqué los cables SATA, le quité la batería y mismo síntoma: No se veía nada en pantalla y el led blanco parpadeaba, una y otra vez. Llegados a este punto llegué a la conclusión que habría algún cortocircuito en la placa.
 
    En definitiva, considerando el buen estado de la pantalla y el chasis, opté por realizar un sencillo trasplante de placa base, disco duro y RAM, lo cual era mucho más sencillo que reemplazar únicamente el teclado, dicho sea de paso. Es decir, desmonté completamente ambos Macbooks e intercambié las placas base, las memorias RAM y el disco duro. Al encenderlo, el equipo funcionó correctamente a la primera con mi disco y mi placa. El teclado se encuentra en perfecto estado y, además, ahora dispongo de un chasis y una pantalla en excelentes condiciones. Digamos que, en resumen, mi intención inicial era simplemente cambiar un teclado y terminé realizando toda una intervención completa de cirugía estética y por el camino gané muchas piezas de repuesto, una funda a medida y un cargador extra.
 
 
A pesar de la abolladura que se aprecia en el lateral, el estado del chasis era bastante bueno.
No se aprecian arañazos (como los que tenía mío), sólo desperfectos por algún tipo de golpe. 

 

No obstante, la tapa inferior estaba en muy mal estado y opté por reutilizar la que ya tenía (la de mi Macbook original).
 

La pantalla, el teclado y el chasis interior están en perfecto estado.
 
 
    Por cierto, al desmontar el Macbook del vendedor, vi que el ventilador estaba saturado de pelusa. Mi teoría es que se le formaría algún tipo de cortocircuito por sobrecalentamiento. En todo caso, con mi placa trasplantada y el ventilador limpio y funcionando, puedo arrancar el equipo sin tener que hacer procesos raros de "enchufa el cable mientras pulsas el botón". 
 
    Así que ya sabéis, si intuís que una reparación de un viejo Macbook Pro puede costaros más de 100€, no descartéis comprar otro para intercambiar las piezas que os haga falta.

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