17 años en Internet

16 marzo 2015

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     El ser humano da asco. Y no sólo eso, me atrevería a decir que estamos en el súmmum o en el apogeo de nuestra asqueza. Me ha llevado un tiempo llegar a dicha conclusión, pero es la única posible al ver que Apple podría vender teléfonos de oro de 10.000 euros con sólo dieciocho horas de batería. ¿Qué necesidad hay de tener un móvil de oro al precio de un utilitario de gama baja o de segunda mano? ¿Qué necesidad hay de gastarse una cifra equivalente a la mitad del salario anual de un trabajador español? En su defensa por lo menos diré que, por desgracia, no es el reloj de lujo más caro que he visto. Eso sí, dentro de los de alta gama debe de ser el de la batería más reducida habida y por haber.

    Está claro que no todos los ricos llevan el mismo tren de vida y no por ello debo de criticar a todos los millonarios existentes en la faz de la tierra. Me reservo mis comentarios para un ámbito más personal, no vaya a ser que me denuncien por apología del odio. Pero no puedo quedarme callado al observar en qué se ha convertido la civilización. Mañana por la mañana, como cada mañana, me toparé con unos tres mendigos de camino al trabajo. Cuando salga a comer me toparé con otros tres. Tendré que hacer compras y me toparé con otro par. Puedo ir haciendo un sumatorio de gente necesitada con la que me topo cada día y el resultante de la operación jamás superara el número de entradas de la blogosfera o de los medios digitales que hablarán sobre el iWatch.

    Mientras exista el hambre ningún ser humano debería de comprarse un reloj de 10.000 euros. Se llama sentido común. Un reloj no es un bien básico, si alguien se gasta semejante cuantía en ello es por puro capricho y a la gente hay que educarla. No opino que la letra con sangre entra, ni mucho menos, pero al igual que a nuestros niños les enseñamos que deben limpiarse los dientes cada noche o que deben de acostarse a las nueve de la noche... a veces parece que a los pudientes hay que recordarles que no son niños, que el dinero tiene un precio y que el chino que ha ensamblado su nuevo iWatch jamás podrá comprarse uno para él.

    Existe gente que puede llegar a defender eso al decir que esas personas pudientes han ganado semejantes cuantías de dinero porque son personas tan geniales que han generado muchísimo más dinero en sus empresas y que por consiguiente esas personas son libres para gastarse el dinero en lo que les venga en gana. Bueno, sólo diré que malcriar a una persona no da derecho a que ésta pueda comportarse como malcriada.

    No me malinterpretéis, no soy un héroe ni busco serlo. No hago voto de pobreza y no acojo vagabundos en mi casa. Tengo mis caprichos, como cualquier mortal y a pesar de que desde ciertos sectores se me pueda criticar de demagogo o hipócrita, soy ese ciudadano medio al que se le ha puesto la etiqueta de haber vivido por encima de sus posibilidades. Soy esa persona de 31 años que nunca ha sido despedida, que ha trabajado desde que acabó la universidad, que habla varios idiomas y que a día de hoy no sabe que es eso de ganar veintimuchos mil euros anuales. No busco dar pena, pero tampoco un iWatch.

    No me gusta el lujo, no suelo ocultar esa faceta. Siento pena de las personas que lucen relojes caros, ropa ostentosa o coches con el valor de una hipoteca. Mi alcaldesa dijo hace un tiempo que recibir un bolso de 1.000 euros era un regalo normal, pobrecita su alma. No es que me crea mejor que esas personas o que tenga envidia de ellas, sólo me parece que en algún momento un duende se cruzó en su ruta y les desvió de camino.



SFDK, Mala Juntera y Shabu - Manos en el aire.
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