18 años en Internet

30 octubre 2015

Occidente incívico

    Tengo la convicción de que no llegaré a viejo. No, no me mal interpretéis. Tengo buena salud, un trabajo que adoro y una familia que me quiere. No obstante, estoy convencido que algún día moriré por accidente debido a algún tipo de negligencia cívica de algún vecino. Y cuando hablo de algún vecino no me refiero a la gente que vive en mi zona, si no al resto de habitantes de mi ciudad, en general.

    Y es que a mi me revienta la falta de civismo de la gente, soy esa persona que acata las reglas y que no soporta ver a una bicicleta saltándose un ceda el paso para peatones, a un vecino metiendo su publicidad en el buzón de otro, a un retrete con papel higiénico tirado en el suelo o a un viandante que no evita que su perro mee en una farola. Encima soy un toca pelotas, soy esa clase de persona que si ve un acto incívico suele protestar al instante, sin callarse. Uno puede callarse una vez, dos, tres... pero es que ya son tantas las gilipolleces que un servidor padece en su día a día que lo único que puede hacer es espetar con la esperanza de que algún día Occidente cambie.

   Y sí, hablo de Occidente y no de Valencia o España. Aunque parezca mentira, en general he visto el mismo desnivel de civismo en Francia, Bélgica, Inglaterra e incluso Brasil y Argentina. Cuando te topas con algún gilipollas, da igual su idioma o cultura, su nivel de gilipollez es universal. La única parte del mundo donde no he podido apreciar semejante nivel de falta de civismo es en Japón, pero eso ya es otro mundo... y a pesar de las diferencias culturales entre Asia y Occidente no creo que esto sea un problema cultural, ni de inteligencia, si no de educación. El mundo occidental es grosero y maleducado. Y punto. Somos lo que los romanos llamaban "bárbaros".

   Dejadme que os ponga los antecedentes... ¡pero es que ya no sé ni por dónde empezar! Hace unos meses unos chavales de instituto casi me hacen volar una pierna. No, no eran vándalos. Eran niños de mamá, como el tuyo o el de tus hermanos. Una mañana, iba yo tranquílamente al trabajo y unos chavales me gritaron "¡cuidado!". Acto seguido me encuentro con un "pedazo de petardo" aterrizando debajo de mi pie derecho. Le pegué una patada y lo desvié a un árbol. Todo molesto me dirigí a ellos para recriminarles. Al final lo que pasó es que al estar en la edad del pavo símplemente tiraban los petardos a lo lejos, pensando que al ser un lugar apartado nadie aparecería.

  Otro ejemplo. Hace dos semanas me dió por tirar la basura un viernes noche. Cual fue mi sorpresa al abrir la puerta de mi portal y encontrarme a un corrito de chicas turnándose para mear. Sí señores, una de ellas estaba meando en la puerta de mi portal. Se ve que a pesar de ser una zona de copas con decenas de negocios abiertos y varios jardines por la zona, el mejor lugar para mear no era un árbol o un retrete, era el portal de mi casa. Las chicas al verme se asustaron y se fueron alejando. Vista la reacción me dediqué a hacer lo mío, dirigirme al contenedor de basura... pero poco antes de llegar escuché a una de las chicas quejarse:
- "¿Pero a quién se le ocurre bajar la basura a estas horas?"
   Me hervió la sangre, me giré y les chillé:
- "Perdona, ¡pero yo tiro la basura cuando me da la gana! ¡Lo que no voy a hacer es irme a tu casa a mearme en tu puerta! ¿O sí?"
    La chica, acojonada por mi mirada de asesino, me dió la razón asintiendo tímidamente con la cabeza mientras desaparecía a la lejanía con la vergüenza de ser mirada por el resto de viandantes que acaban de enterarse de su fechoría.

    Y es lo que tienen las zonas de copas. ¿Se pueden creer que yo no puedo aparcar mi coche en mi barrio? Llevo puestas denuncias por encontrarme rotos ambos retrovisores, el limpiaparabrisas trasero o incluso haberme robado los tapacubos... cada uno de esos destrozos en días distintos. Y no, nadie me tiene manía, son los putos borrachos de los pubs, que destrozan los coches de las zonas por diversión. O por lo menos, esa es la explicación que me dió la policía. Y deben de tener razón, porque desde que no aparco en mi barrio mi coche está intacto y de vez en cuando encuentro en mi zona otros coches con destrozos.

   Pero que no pare la fiesta. Ayer, por las 23:15h, volvía de casa de mis padres porque necesitaban ayuda urgente para cierto tema. Y al pasar por Blasco Ibañez, que para quién no conozca mi ciudad es un barrio de "gente de bien" (donde la gente, pese a no ser millonaria, digamos que no pasa hambre), una botella de plástico rellena de un líquido sospechoso cayó desde una gran altura y aterrizó justo a mi lado. No me mató de milagro. Tuve suerte de que un árbol amortiguó la caída de la botella y desvió ligeramente su trayectoria. También tuve suerte de no ser salpicado. Miré al cielo y grité en buen español: "¡hijo puta!". Pero nadie se asomó por el balcón. Habría sido una muerte muy absurda. Ya me imagino el titular en la prensa: "Vecino muere al caerle una botella de dos litros de pis desde un décimo tercero".

   Y siguiendo con el festival. Volvía hoy del trabajo en bicicleta por una avenida de tres carriles... hasta que me encuentro con el típico coche aparcado en doble fila. Pero no me refiero al típico coche que se arrima a la derecha para dejar pasar al resto de gente. No, eso sería lo fácil. Era el coche del típico gañán que lo aleja del bordillo, situándolo en el centro del carril, sin dejarte espacio para adelantarle por la izquierda o esquivarlo por la derecha. Me dejó, literalmente, bloqueado. No podía adelantarlo porque los coches pasaban como obuses por el otro carril. Adelantar a ese coche, en ese momento, era el equivalente a poder morir atropellado y para más inri delante de ese coche había otro coche de la policía nacional, también en doble fila. Olé, olé y olé.

   Cuando el tráfico paró, adelanté al coche con el asombro de encontrarme con que durante todo ese tiempo el "fill de puta" del conductor estaba al volante. Es decir, esa persona estuvo ignorando mis pitidos y mis gritos. No obstante, me cobré la venganza. Advertí al policía nacional, el cual también se encontraba en el volante de su coche, de que "el coche de atrás está molestando al tráfico".
- "Ok, ahora voy a hablar con él."
   Y no contentos con mi versión sebastiana de Destino Final, esta no sería la última liada parda de la semana. No pasó ni una hora cuando al abrir la puerta del ascensor de mi finca, ¡un vecino tiró una naranja por el hueco de las escaleras! ¡Pero que coño es esto! Vale que una naranja, a diferencia de una botella de dos litros de pis, no mate si cae desde un décimotercero, pero oye, ¡te deja tontín igualmente!

    Y mientras todos estos tontitos pululan por le mundo haciendo méritos para conseguir hacer realidad una Simiocracia, resulta que para Rajoy y Sánchez lo más urgente es frenar el pulso nacionalista de Artur Mas por anticonstitucional. ¡Tócate los cojones! "Quins fills de putes!". Estamos hablando de dos personas que se ventilan la constitución a su gusto. ¿Qué fue eso de que cada español tiene derecho a un trabajo y a disfrutar de una vivienda digna? A día de hoy, España tiene el mismo nivel de paro que Palestina y no creo que Palestina tenga un nivel de economía sumergida menor al de nuestro país. Eso sí, para esos dos gañanes la gran crisis constitucional es Cataluña. Con gilipollas así, es normal que nuestra sociedad esté cívicamente muerta. Si les falla el diagnóstico, es más que natural que les falle el remedio.

11 octubre 2015

Sword Art Online

Imagen promocional de la serie: Asuna y Kirito, protagonistas principales.

    Sword Art Online es un anime de dos temporadas muy diferenciadas de 14 y 11 episodios respectivamente, basadas a su vez en una serie de novelas de bolsillo escritas por Reki Kawahara. Su historia no hace gala de grandes alardes, pero engancha de tal forma que cuenta con una secuela de 24 episodios, además de 8 series manga y 4 videojuegos (dos de los cuales son "remakes" del primero). Ante tanta y tan abrumadura información, quisiera tranquilizaros un poco, puesto que hoy sólo os hablaré de la primera temporada de la primera serie de animación.

    Vamos por partes: Nos encontramos en el año 2022 y acaba de salir a la venta Sword Art Online, un MMORPG (Videojuego de rol multijugador masivo en línea) para la consola Nervegear, un casco de realidad virtual que ha revolucionado la industria de los videojuegos y donde S.A.O. parece ser el primer juego diseñado para poder aprovechar el 100% de su hardware. Gran parte de este mérito se debe a que el productor del juego es ni más ni menos que el mismo que ha creado la consola: el ingeniero Akihiko Kayaba. No obstante, la distrubuidora sorprende a los consumidores al poner en la venta tan sólo 10.000 copias en su primer día de lanzamiento.

    Y entonces conocemos a Kirito, betatester y protagonista principal de la serie que por descontado ha conseguido hacerse con una copia del juego. Este juego nos lleva al mundo de fantasía de Aincrad, donde haciéndo gala de una temática medieval debemos de recorrer una torre de 100 plantas. Kirito fue en su día el betatester que más alto llegó, pero le corroe en la cabeza no haber podido pasarse el juego y ahora quiere ser el primer jugador en llegar a la planta 100. Pero mira tu por dónde, que nada más ingresar en Aincrad (nombre del mundo virtual donde transcurre la acción de S.A.O.) se echa en falta una opción importante: El botón "log-out" ("Desconectarse") está deshabilitado.

    Suenan unas campanas y los diez mil jugadores son teletransportados a la plaza principal, donde aparece el avatar de Kayaba (creador del juego). Ahí les explica que la ausencia del botón "Desconectarse" no es un bug, si no una de las funciones estrellas del juego y les explica que se encuentran en una partida de vida o muerte:
  1. Si se muere en el juego, el Nervegear freirá el cerebro del jugador.
  2. Si se intenta quitar el caso, el Nervegear también le freirá el cerebro.
  3. La única forma de sobrevivir es pasarse el juego, es decir, hay que llegar a la planta 100.
     No contentos con el trolleo de Kayaba, éste les da otra sorpresa. Para incrementar la inmersión de los jugadores, les obsequia a todos con un espejo que aplica a todos ellos su aspecto físico real. Es decir, tu personaje virtual tiene tu aspecto físico exácto: Raza, sexo, altura, edad, rasgos faciales...

    La histeria se apodera de los jugadores y muchos mueren en los primeros días, lo cual hace crecer un sentimiento generalizado de ira contra los betatesters, puesto que muchos jugadores piensan que estos se han comportado de forma egoista al no haber hecho todo lo posible para ayudar a los novatos a sobrevivir y tras la muerte del primer jefe final sale a relucir que Kirito era uno. En ese momento nuestro protagonista decide pasar olímpicamente de los demás usuarios, realizar su camino a la cima en solitario y de paso decide hacerse llamar con uno de los insultos que recibe: Beater (Betatester + cheater).

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