17 años en Internet

10 octubre 2012

Empobrecer un país

En un país con una tasa de paro del 25,1% la principal meta no es crear empleo, si no sanear los malos negocios de la banca, absorbiendo sus activos tóxicos para transformarlos, cual piedra filosofal, en beneficios que alarguen la vida al directivo de turno.

La gente tiene la imagen de que si no se le da dinero a la banca, estas entidades irán a la quiebra y por consiguiente su dinero desaparecerá. Y por eso, bajo el pavor de sufrir un corralito similar al argentino, la minoría silenciosa de este país prefiere sacrificar la educación o la sanidad. El mensaje es claro, con el dinero no se juega y para preservarlo la ciudadanía le entrega a este Gobierno un cheque en blanco. Lo gracioso es que todo esto no era necesario, puesto que nuestras leyes garantizan que el Estado es responsable de las cuentas de ahorros de los bancos que quiebran.

Es decir, el único motivo por el que aceptamos un préstamo de 100.000 millones de euros para "salvar" a la banca, es para garantizar los ahorros de las clase media-alta, la cual ha comprado productos que legalmente no pueden ser amortizados por el Estado. Y para preservar a la clase media-alta contenta,  hay que sacrificar a la case media-baja a base de recortes e impuestos. Claro, las clase media-baja  es la mayoría de la población, por lo que a ojos de los ciudadanos esto debería de parecer lo más democrático.

Como diría Décimo Junio Juvenal, por muy mal Gobierno que tengamos la población estará contenta mientras se les garantice "panem et circenses (pan y circo)". Gracias a los éxitos deportivos de nuestra nación, no hace falta ser muy listos para ver que la premisa del circo se cumple a la perfección. Y si no lo conseguimos a nivel nacional, nos da igual puesto que basta con que en el noticiario hablen a diario de Messi, Mourinho y Cristiano. Por desgracia, actualmente un cuarto de la población activa no tiene un empleo con el que comprar el pan y serán muchos más si nuestro país pide un segundo rescate financiero.

En estos casos, por desgracia, hay que emplear el principo de Hanlon del neoyorquino William James, "nunca le atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez". Los rescates financieros se utilizan cuando un país tiene unos intereses de deuda tan elevados que necesita recurrir a importantes entidades  externas para poder financiarse. El problema es que estas entidades, llámese Unión Europea o Fondo Monetario Internacional, piden unas garantías de devolución tan elevadas que la ciudadanía acaba siendo amputada. Es decir, lo que en principio debía de ser un préstamo milagroso para mantener el nivel de vida de un país se transforma en una arma capitalista de destrucción masiva que mantiene a toda una nación secuestrada de por vida.

Veamos por ejemplo el caso heleno: Grecia, con un 7,5% de paro en 2008, rozaba el pleno empleo. Cara a la ciudadanía la primera intervención fue solicitada para pagar menores intereses de deuda y así garantizar a sus ciudadanos cierto nivel de vida. El problema es que el nivel de exigencia de los prestamistas han llevado al país a una espiral de ajustes que ha elevado la tasa de paro al 24,4% de su población activa, se han reducido los salarios de forma radical, empobrecido las garantías sociales y los derechos laborables de los trabajadores y además el Fondo Monetario Internacional espera que en 2012 y en 2013 sea el país con un mayor desplome del producto interior bruto a nivel mundial. Y poca broma, porque según ese informe España será el segundo país con mayor desplome.

Estos dirigentes, los del Euro-fraude, deberían de ser llevados ante el Tribunal Internacional de La Haya y ser condenados a no salir de por vida de la capital neerlandesa. Su delito es claro, están transformando países altamente industrializados en países del tercer mundo a una velocidad bestial y para más inri cubren un tupido velo bajo el pensamiento racista e injustificado de "están así por ser los países del sur".

Pero no os engañéis, aquí Ángela Merkel no es el diablo vestido de Prada. La crisis institucional y económica de este país viene desde hace mucho, desde que cierto individuo pensó que sería genial liberar el suelo y privatizar productos básicos como la luz o el agua para saciar las ansias inversoras de su Dios neoliberal. Realmente España tiene los medios para salir de esta crisis, pero por desgracia estamos ya condenados puesto que nuestros dirigentes tienen el nivel de un equipo de tercera regional. La única vía posible pasa por reformar la Democracia y de no ser así en el Congreso se seguirá discutiendo por el "y tu más" como única medida de debate.

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