Una película sin rigor científico que demuestra que, o bien los guiones se pueden inventar sobre la marcha, o bien los protagonistas están en su día de suerte en el día del armageddon: Con la ciudad calléndose en pedazos consiguen cruzarla en limusina mientras atraviesan jardines y edificios (literalmente) y producen loopings mientras vuelan con su avioneta entre rascacielos que se desploman. ¡Y sin despeinarse! Ni James Bond en sus mejores tiempos, señores. Por suerte me la esperaba peor... sólo la recomiendo a gente que vaya al cine para ver películas que no aportan nada.
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